Sillonarios Contra Viento y Marea

Una de las diferencias más relevantes entre la práctica política en España en comparación con la de muchos otros países con sistemas democráticos es que, pase lo que pase, aquí no dimite ni El Tato.

Da igual que te pillen con las manos en la masa, que te denuncien los medios, que te condenen los tribunales. En España los políticos jamás pagan por sus errores. Ni por los criminales ni por los políticos. Claro que en España los errores políticos no existen y si existen no son errores si no los condena un tribunal.

El primer mecanismo de elusión de responsabilidades fue inventarse aquello de que primero se tienen que pronunciar los tribunales. Claro que como todos sabemos, para cuando se pronuncia un tribunal pasan años. Y luego vienen las apelaciones, las apelaciones a las apelaciones, las triquiñuelas legales y entre medias pasan tantos años que invariablemente hay algún proceso electoral de por medio al que se presentan estos mismos imputados y candidatos corruptos.

De tal manera que, como "las urnas les legitiman" en sus sillones pasan a la siguiente fase retórica en la que justifican su permanencia en el sillón apelando a la legitimidad que les han dado los ciudadanos a través de las urnas.

y como borregos, millones de españoles (y españolas) cerramos el círculo de la estupidez votando una y otra vez a estos mismos personajes con tal de que no salgan "los otros". Todo un ejercicio de madurez democrática.

Y es que como en España no se sillonea en ningún otro país. ¡Semos los mejores!